La isla de Aix es un un fascinante territorio de 129 hectáreas, con 3 km de longitud y 600 m de anchura. En esta isla diminuta, llamada "la pequeña Córcega del Atlántico", uno se siente en otro mundo, impregnado de quietud y serenidad, en el que el tiempo parece detenerse...
La panorámica de 360° hace disfrutar al visitante de una vista incomparable del Fuerte Boyard. También se puede distinguir la isla de Oléron, la isla de Ré y la isla Madame. La rada de la isla estaba defendida por el fuerte Liédot, considerado indestructible e inexpugnable, construido por Napoleón en el punto más alto de la isla. Podía albergar a 600 hombres, y hacía las veces de establecimiento penitenciario.
Da gusto dar la vuelta a la isla a pie o en bicicleta a lo largo de los siete kilómetros del sendero de los aduaneros, entre parques de ostras, playas de arena fina, calas y zonas forestales. También merece la pena ver la colección de recuerdos de Napoleón I expuesta en el museo Napoleónico, casa que acogió al emperador entre el 12 y el 15 de julio de 1815, antes de su exilio a Santa Elena. La Oficina de Turismo ofrece paseos guiados.