Cerca de Cassis, la montaña de la Canaille y su cornisa de las Crestas, que domina majestuosamente el mar, es una etapa ineludible para poder admirar los hermosos paisajes del litoral. Los altos acantilados que se precipitan en las aguas ofrecen unas maravillosas vistas del mar, las islas, las calancas y la costa.
Los acantilados más impresionantes se encuentran en el cabo Canaille y en la Grande Tête. Con sus 362 y 399 metros respectivamente, estos dos acantilados abruptos son los más altos de Francia. ¡La verdad es que producen auténtico vértigo! Unos miradores acondicionados permiten apreciar bien la altura.