Mulhouse, la cosmopolita metrópoli del Alto Rin, se enorgullece de su historia industrial, que alcanzó su apogeo en el transcurso del siglo XIX. Por eso, se pueden visitar muchas fábricas y manufacturas.
En cuanto a museos, no se pierda la Ciudad del Tren. Abierto en 1971, es el mayor museo ferroviario de Europa, y traza la historia del ferrocarril, desde los primeros trenes de cremallera hasta el TGV.
Nacido de la pasión de un industrial por el mundo ferroviario, el museo se convirtió en la "Ciudad del Tren" en 2005. Presenta una increíble colección de material rodante y objetos de la historia del tren distribuidos en 6 temas, y una parte de ellos constituye la colección de los materiales del patrimonio de la SNCF.
El museo, completamente reformado, ocupa una superficie de 50 000m², lo que lo convierte en uno de los 10 museos más grandes dedicados al tren.
La Ciudad del Tren se presta perfectamente a una visita para toda la familia: los más pequeños disfrutarán de lo lindo con la sala de las maquetas, el tren neumático, o saldrán de paseo para realizar su bautismo sobre raíles o a bordo del "Mini-express de Alsacia".