Levantada como fortaleza a principios del siglo XIII, en el siglo XVI fue regalada por Francisco I a Anne de Montmorency para convertirla en una residencia de recreo. El castillo de Fère-en-Tardenois conserva diversos vestigios de las dos épocas, la Edad Media y el Renacimiento. De ello dan fe las siete imponentes torres redondas del terrón feudal, y el magnífico puente-galería renacentista que atraviesa con sus cinco arcos el foso de la fortaleza.
A tres kilómetros al sur del castillo, en el corazón de la pequeña ciudad de Fère-en-Tardenois, descubra el antiguo mercado de grano del siglo XVI, con carpintería de castaño y pilares de piedra, que acoge un mercado todos los miércoles por la mañana.