La preciosa y pequeña ciudad de Brienne-le-Château, en Aube, posee una historia centenaria inmortalizada por su arquitectura. Invadido ya en la época romana, el municipio conoció su época de gloria cuando llegó Napoleón Bonaparte en 1779 para iniciar su carrera de armas en la escuela militar. El edificio alberga ahora un museo consagrado a este personaje de culto de la historia de Francia, que ilustra sobre todo su paso al rango de oficial. Cuadros, estatuas, así como trajes, objetos y otros testimonios se exponen en cientos de metros cuadrados de historia en la primera planta del museo.
Además de ver este famoso monumento histórico, conviene vagar por las calles de Brienne, sobre todo por los barrios antiguos. Los aficionados a la arquitectura podrán contemplar los detalles de las casas bajas con entramado de madera. En lo alto, impresiona la silueta del castillo, que se eleva sobre una colina artificial. Los más curiosos no dudarán en subir hasta arriba para ver el enorme jardín con arbustos tallados y la inmensa fachada del castillo de color crema, flanqueada por un tejado con tonos azul antracita.
En el mes de septiembre, la ciudad de Brienne atrae a muchos turistas que vienen a celebrar la fiesta de la Choucroute, famosa en toda Francia por sus aromas bañados en champán.