Con una superficie de 28 000 hectáreas, el bosque real de Fontainebleau, antaño estimado por los reyes de Francia, constituye un remanso de paz para los enamorados de la naturaleza. Rico en fauna y flora diversa, este vasto territorio protegido, poblado de robles, hayas y pinos, alberga corzos, jabalíes, ciervos y conejos, así como plantas con flores, líquenes y setas.
Con sus múltiples circuitos y sus 300 kilómetros de senderos señalizados, el macizo forestal de Fontainebleau constituye un destino inmejorable para los deportistas aficionados al senderismo, al jogging, a la equitación y a la bicicleta de montaña. Repleto de roquedales y rocas de arenisca, también es un lugar apropiado para la práctica de la escalada.
Además de la posibilidad de practicar muchas actividades al aire libre, el bosque de Fontainebleau encierra múltiples curiosidades naturales. Así, no podemos perdernos el descubrimiento de sus parajes más célebres, como las gargantas de Franchard, los roquedales y el desierto de Apremont, la Cruz del Calvario o la colina de Solle. ¡Un sugerente programa a la vista!