La reputada fresa de Plougastel es, por lo general, una gariguette, fruta alargada y de excelente calidad gustativa, una valeta, una elsanta o también una darline. Su origen se remonta a la Bretaña del siglo XVIII. En aquella época, un ingeniero de marina, llamado Amédée-François Frézier, trajo desde Chile cinco pies que plantaría en el jardín botánico de Brest.
Rica en vitamina C, la fresa de Plougastel se aprecia tal cual, con un poco de azúcar, de nata Chantilly, en tarta o en mermelada. ¡Una auténtica delicia!
En la ciudad de Plougastel-Daoulas, un museo de la Fresa y del Patrimonio traza la historia de esta fruta dulce tan apreciada desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Cada segundo domingo de junio se organiza la fiesta de la fresa. En ella se pueden contemplar los desfiles de trajes tradicionales o el baile de los miles, y los más gastrónomos pueden degustar la famosa fresa de Plougastel.