Puerta de entrada al sur de Francia y capital de Drôme, Valence es una encantadora ciudad del valle del Ródano. La abundancia de horas de sol, el emplazamiento junto al río y la etiqueta de Ciudad Histórico-Artística la convierten en una ciudad atractiva en todos los aspectos. Con sus numerosas terrazas de cafés, agradables plazas peatonales, calles comerciales y monumentos catalogados, el casco antiguo está impregnado de una atmósfera cálida y acogedora.
Valence cuenta con edificios muy hermosos, el más antiguo de los cuales, la catedral de San Apolinar, data del siglo XI. Las decoraciones de piedra policromada y el campanario de piedra blanca contrastan con la estructura de molasa. En mitad del antiguo claustro de la catedral se encuentra el Pendentif, asombroso monumento funerario renacentista (1548). Otro destino ineludible es la magnífica Casa de las Cabezas en el n.º 57 de la Grande Rue, así llamada por las numerosas cabezas esculpidas que adornan la fachada y el patio interior. Construida a principios del siglo XVI, marca la transición entre el estilo gótico flamígero y el renacentista. En su interior una exposición permanente recorre toda la historia de la ciudad.
Deténgase también a contemplar la elegante fachada de la casa Morisca del siglo XIX, en la calle Gaston Rey, cuya arquitectura está inspirada en el orientalismo. La iglesia de San Juan, con su hermoso campanario-pórtico del siglo XIX y sus capiteles esculpidos provenientes de la antigua iglesia románica medieval. La fuente monumental de 1887, diseñada por Eugène Poitoux e instalada en el centro de la ciudad, a la altura del bulevar Bancel. O la casa de Drapier, del siglo XIII, la casa de piedra más antigua de Valence, en el barrio de San Juan.
En el aspecto cultural, el Museo de Valence, Arte y Arqueología, instalado en el antiguo palacio episcopal, evoca a través de los más de 1500 objetos de su sección arqueológica la historia de las civilizaciones que ocuparon Drôme y el valle medio del Ródano. La colección de arte reúne pinturas, dibujos, esculturas y artes decorativas en torno al tema del paisaje, desde el siglo XVI hasta la actualidad. ¡No puede perderse el mirador en lo alto del edificio, que ofrece una vista excepcional de la ciudad y el paisaje circundante!
¿Sabía que el 10% de la población de Valence es de origen armenio? Visite el Centro del Patrimonio Armenio y descubra la exposición permanente dedicada a la historia del genocidio y del exilio armenio.
Las numerosas zonas verdes otorgan a Valence su estatus de ciudad verde. Ubicado en pleno casco viejo de la ciudad, el parque Jouvet ocupa 7 hectáreas y alberga más de 700 árboles, algunos de ellos clasificados de interés. Los canales que la atraviesan y su pequeño zoo lo convierten en un lugar ideal para las excursiones en familia. El Campo de Marte que domina el magnífico jardín público es otra visita obligada de la ciudad, especialmente por sus fuentes y por el famoso quiosco de música, popularizado por los amantes de Peynet. Muy apreciada por los lugareños, esta amplia explanada ofrece una fabulosa panorámica del Parque Jouvet, Ardèche y el Castillo de Crussol.
Tomando la salida sur de la ciudad, debería hacer una parada en el puerto de Valence. Se trata del puerto deportivo fluvial más grande de Francia. Situado en el parque del Épervière, un enorme espacio verde de 7 hectáreas, cuenta con un arboreto, un vergel, una pradera florida, un itinerario lúdico-deportivo para niños y un centro de ocio acuático.
Y sobre todo, no se marche de Valence sin haber probado su deliciosa especialidad, el "suizo", un hombrecito de masa quebrada perfumado con cáscara de naranja confitada y azahar, ideal para acompañar una taza de té o café.