Consagrada en la década de 1960, la basílica de Saint-Urbain de Troyes es una verdadera joya del arte gótico. Construido a mediados del siglo XIII por voluntad de Jacques Pantaléon, elegido Papa con el nombre de Urbano IV, ahora se beneficia de una clasificación como Monumento Histórico.
El conjunto es reconocido por sus increíbles proporciones, su encaje de piedra o sus inmensos ventanales. Apodada el Partenón de Champaña, la basílica de Saint-Urbain presenta en su apertura un imponente portal realizado a principios del siglo XX con un tímpano del siglo XIII que revela el Juicio Final.
En el interior, el visitante queda impactado por la sobriedad y luminosidad que impregna el recinto. Sorprendentemente ligero, el crucero y el coro han conservado sus vidrieras originales. Subliman el espacio, tanto como las estatuas, como la Virgen de las Uvas, propias del estilo de la escuela troyana del siglo XVI.
Desde la década de 1930, la basílica alberga los restos del Papa Urbano IV.
