En el borde de Isle Crémieu, país de piedra caliza, se extiende la vasta comuna de Saint-Chef.
Es en esta tierra de contrastes, compuesta de bosques de castaños, estanques y mesetas favorables a la vid, donde se encuentra uno de los más bellos tesoros del arte románico en Francia: prestigiosos frescos del siglo XII con una conservación excepcional. También es aquí donde el escritor Frédéric Dard, alias San-Antonio, decidió pasar su último descanso.
Nacido de una de las abadías más antiguas del Dauphiné, este pueblo conserva, a través de su ciudad y de sus numerosas aldeas repartidas en casi 3000 hectáreas, toda la autenticidad y el encanto de los pueblos del Dauphiné.