La ciudad histórico-artística de Laval está situada a orillas del Mayenne, en el corazón de la antigua provincia de Maine. Fundada en el siglo XI, ha conservado un patrimonio extraordinario de su esplendoroso pasado.
El Viejo Castillo (siglos XI al XVI) es el monumento principal de la ciudad, residencia de los condes de Laval hasta 1794. Flanqueado por un imponente torreón circular, alberga en nuestros días un museo de arte naif, cuyas obras, como las del pintor local Henri Rousseau, llamado el Aduanero, constituyen una de las mejores colecciones de arte naif de Europa.
Después de contemplar los tesoros del Viejo Castillo, los amantes de los monumentos antiguos podrán disfrutar de lo lindo paseando por las calles medievales de Laval. Es una ocasión ideal para contemplar testimonios de otra época, como pintorescas fachadas con entramados de madera y saledizos, la catedral de la Santa Trinidad, o la puerta Beucheresse, vestigio del recinto medieval, con sus dos torres con matacanes, una de las cuales fue la casa natal del pintor Henri Rousseau.
No lejos de la puerta Beucheresse, prosiga su paseo por el bonito paseo Anne d'Alègre, al pie de las murallas, cuyo trazado le conducirá a las inmediaciones del espléndido jardín de la Perrine. Este jardín público, muy apreciado por los habitantes de Laval, domina desde lo alto de su espolón rocoso el valle del Mayenne. El jardín consta de una magnífica rosaleda, un parque de estilo inglés y un parque infantil. Aquí, la vista puede recrearse con la gran variedad de especies de árboles, como cedros, tilos, secuoyas gigantes, ginkgos biloba o magnolias.
En otro orden de cosas, para saberlo todo sobre la leche y sus derivados, hay que visitar el Lactopôle André Besnier. Con sus más de 4000 objetos y documentos, es el mayor museo de la leche y del queso del mundo. Con una superficie de más de 5000 m², este lugar también está consagrado a la historia del Grupo Lactalis, que en el siglo XX hizo que la actividad lechera pasara de la artesanía a la industria más avanzada.
En verano, se ofrecen muchas actividades para descubrir o redescubrir los atractivos de Laval de una forma distinta: recorrido por la ciudad en barco de paseo o en trenecito; visita teatralizada con antorchas; paseo en barca, patín o piragua con salida desde el embarcadero fluvial.