El puente de Normandía, inaugurado en 1995, solo requirió seis años de trabajo para atravesar el estuario del Sena y conectar las ciudades de Honfleur, en Calvados, y el Havre, en Sena Marítimo. Esta proeza tecnológica, que refleja la técnica de la ingeniería civil francesa, enlaza los dos departamentos integrándose perfectamente en el paisaje.
Cuando entró en servicio era el mayor puente atirantado del mundo, con sus 2141 metros de longitud y 856 metros de vano central. Cuenta con nada menos que 184 tirantes para soportar el peso del piso, y posee viaductos de acceso y dos pilones de 214 metros de altura. El desafío impuesto consistía en franquear el canal del Sena de un salto, con el fin de no obstaculizar la navegación. La ventaja del puente atirantado es la estabilidad ante el viento y el coste menos elevado que el de un puente suspendido.
Desde el puente de carretera, también accesible a los peatones y los ciclistas, se multiplican las vistas sobre el estuario del Sena, el puerto de Le Havre, el puente de Tancarville y la ciudad de Honfleur, ofreciendo toda una gama de paisajes y colores según el momento del día.