Llamada con justicia Perla de Francia , la ciudad de Menton se encuentra en la punta de la Costa Azul, no lejos de la frontera italiana. Rebosante de sol, goza de un clima de una excepcional suavidad, que proporciona a sus tierras unas fertilidad inigualable. Ciudad de jardines, Menton está cubierta de una magnífica vegetación mediterránea diseminada por toda su superficie. En ella se pueden ver todo tipo de especies casi tropicales, entre las que destaca el limón, emblema de Menton por excelencia. Este cítrico cobra protagonismo todos los años en Menton, entre febrero y marzo, con motivo de una fiesta en su honor. Los chefs gastronomicos lo realzan en sus platos mientras que todo tipo de esculturas realizadas a partir de este fruto se extienden por toda la ciudad.
Para descubrir Menton no hay nada mejor que dar un paseo por la ciudad bajo el sol de la Costa Azul y visitar sus numerosos jardines, clasificados monumentos históricos o jardines de interés. Disfrute de la vegetación dando un paseo por la villa Maria Serena con sus magníficas zonas verdes. Este impresionante edificio de finales del siglo XIX destaca entre palmeras, cycas y otras plantas tropicales que han hecho que el jardín reciba el nombre de "pequeña África". Hay que dejarse llevar por el vals de colores y olores que se perciben junto a la villa contigua, de inspiración neoclásica. Fue construida siguiendo los planos de Charles Garnier, creador de la Ópera de París. ¡Contemple sus magníficas columnas inmaculadas y su escalera de caracol, diseñada por el prestigioso Gustave Eiffel!
Continúe esta escapada floral hasta el jardín valenciano de Fontana Rosa. Allí caminará entre bancos y pérgolas, estanques cristalinos, columnas y fuentes cubiertas de cerámicas. La decoración, de hecho, imita a los magníficos patios andaluces de Valencia.
Continúe su visita deambulando por calles llenas de colorido con fachadas cubiertas de tonos rosas, amarillo pálido o crema… Sus pasos le conducirán directamente al casco viejo: el increíble mercado repleto de bóvedas, las fachadas ocres con persianas claras y ventanas con ropa colgada, los campanarios con tejas barnizadas , las escaleras laberínticas y las callejuelas tortuosas que se extienden en cascada hasta el mar son algunos de los elementos que confieren al Menton viejo su encanto antiguo.