La pequeña ciudad de Argenton-sur-Creuse, denominada la Venecia de Berry, presenta un carácter pintoresco, con sus viejas casas típicas con galerías y balaustradas que se reflejan en las aguas del río Creuse. Para admirar este bella estampa, hay que dirigirse al viejo puente que cruza el Creuse, o a la terraza de la capilla de la Bonne-Dame, colgada en lo alto de Argenton, desde donde se divisa una magnífica panorámica de los tejados de la ciudad y del valle. Pero la visita del lugar no termina aquí. Para completar la visita hay que recorrer las bonitas calles y callejuelas, como la calle Raspail, ver la iglesia de San Salvador, flanqueada por un campanario-porche neogótico, o el museo de la Camisería y de la elegancia masculina, que traza la historia de la camisa y de su confección.