Colgado sobre el mar Mediterráneo, Èze está considerado uno de los pueblos más bellos de Alpes Marítimos. Se accede al pueblo viejo, ubicado a 400 metros de altitud, por una imponente puerta fortificada que data del siglo XIV. Las callejuelas sinuosas entremezcladas forman un auténtico nido de águila en el que la piedra antigua adornada con flores de todos los colores parece querer contarnos sus secretos. Al igual que en los pueblos antiguos medievales, pasamos bajo las bóvedas de las casas y atravesamos suelos irregulares que contribuyen al encanto de esta villa secular. En los antiguos establos y rediles, encontramos ahora talleres de artistas y de artesanos que muestran a los visitantes toda la riqueza del patrimonio local. Deambule por las calles entre las persianas claras, las antiguas ánforas adornadas con plantas y las escaleras tortuosas.
En la parte más alta de la ciudad medieval se extiende un paraje natural inigualado en la región: el jardín exótico, inmerso en las ruinas del castillo. Cactus, plantas crasas y otras plantas tropicales procedentes de los confines del mundo crecen en el relieve escarpado de este municipio encaramado. En la parte de abajo, los tejados provenzales se asoman al mar.
Para llegar a la Cornisa Baja y disfrutar de la playa, podrá seguir el camino de Nietzsche, llamado así por el famoso filósofo que pasó varias temporadas en la región. Este trayecto encantador discurre en medio de la vegetación provenzal, entre la tierra y el mar.