La ciudad vieja de Cahors está asentada sobre una península, a orillas del río Lot, y sus callejuelas y su arquitectura crean un ambiente agradable. El puente Valentré, edificado en el siglo XIV, está incluido en el patrimonio mundial de la UNESCO y constituye el símbolo de la ciudad. Esta espléndida construcción fortificada cuenta con tajamares y posee tres torres. ¡Las torres del puente lo convierten en un caso único en el mundo! El puente Valentré se puede contemplar bien desde la orilla, pero también es posible descubrirlo a bordo de un barco que navega por los meandros del Lot.
En la bulliciosa ciudad vieja, destaca la imponente catedral de Saint-Étienne, rematada por dos cúpulas, que luce un bello portal románico con esculturas en el tímpano. No lejos, el square Olivier-de-Magny rodeado de bonitas casas antiguas, el palacio de Roaldès o las numerosas callejuelas comerciales hacen de Cahors una etapa muy apetecible. Más si cabe porque la ciudad medieval también es famosa por su gastronomía, y especialmente por su vino tinto.