El castillo de Ancy-le-Franc, construido en las tierras de los duques de Borgoña, es una de las joyas renacentistas más bellas de Francia y uno de los lugares de obligada visita en Yonne. Recorrer este palacio, en el que se han alojado varios reyes de Francia, es realizar un viaje por cinco siglos de historia.
Situado en el corazón de un inmenso parque de 50 hectáreas cerca del canal de Borgoña, de viñedos y de encantadores pueblecitos, este imponente edificio está considerado Monumento Histórico. Fue construido en el siglo XVI para Antoine III Clermont-Tonnerre, cuñado de Diana de Poitiers, por Sebastiano Serlio, el arquitecto italiano de Francisco I. El magnífico patio principal, formado por cuatro alas idénticas, supone un deleite para la vista, con su armonioso equilibrio y sus fachadas ricamente esculpidas. Los espacios exteriores incluyen enormes establos, una granja con patio, un parque de caballos, una "orangerie" (naranjería), un espléndido jardín de estilo francés diseñado por Le Nôtre y un precioso parque de estilo inglés.
Y el interior está a la altura del exterior. Pues esta joya renacentista alberga suntuosas habitaciones refinadamente decoradas y amuebladas. Techos de artesonado policromado, suelos de mosaico, revestimientos de madera finamente tallados y murales de temática variada dan testimonio del talento de los mayores maestros de la época y de la pasión de su dueño por el arte italiano antiguo.
Pasará con gusto de estancia en estancia mientras contempla la fastuosa decoración. La galería de Farsalia, adornada con excepcionales murales que recrean la famosa batalla entre las tropas de César y las de Pompeyo, es igual de notable que la sala de los Guardias (gracias a su prestigiosa decoración) y que el gabinete del Pastor Fido, donde la marquesa de Sévigné descansaba durante sus visitas. Pintores borgoñones y flamencos y grandes artistas de la Escuela de Fontainebleau, como Le Primatice y Nicolò dell'Abbate, contribuyeron a la fabulosa decoración de los apartamentos.
Después de contemplar todas estas maravillas puede finalizar la visita con un paseo por el gran y exuberante parque. Un curso de agua y un romántico estanque (con un islote decorado con una fábrica del siglo XVIII) jalonarán agradablemente su paseo.